26 octubre 2005

La Habana 25/09/2005

Bajo todos estos escombros hay una ciudad hermosa. La vida aquí no tiene paredes. Todo ocurre en la calle ante los ojos de quien quiera pararse a mirar. También hay que ir bien atento al caminar porque hay gente que parece no moverse del sitio. Sentados en los portales o en las aceras esperan... Hay momentos (muchos) en que esto no parece real.
El barrio de El Vedado, muy cerca del hotel, lo hemos recorrido a pie hasta la casa de Odalys. Palacetes destruídos conviven con los bloques de apartamentos. Es domingo y la gente está en las puertas de las casas, arreglando los "autos", los niños juegan al béisbol y todo, todo el mundo está en la calle y casi todos sonríen al vernos pasar. Algunos nos piden que les hagamos fotos, otros se dejan hacer y también hay quien mira para otro lado.
La casa de Odalys es un apartamento pequeño, creo que dos habitaciones, en el salón apenas cabíamos todos. En la cocina, minúscula, había una nevera pequeña y una cocina de gas donde Odalys nos ha preparado una comida abundante y riquísima. Se ha ido la luz.
Para empezar un increíble zumo de papaya (fruta bomba), después una especie de buñuelos con algo parecido a la yuca, tostones, y luego el plato fuerte, carne de cerdo cortada como en tiras, parecía carne asada pero según nos dijo era frita. Estaba macerada y ligeramente aromatizada con limón. Se acompañaba con arroz blanco y frijoles, para mi gusto lo mejor, guisados con pimientos (ají) y caldo de carne. Para terminar un cóctel de frutas espectacular, con papaya, toronja y guayaba. Odalys es encantadora con nosotros.
La mañana la perdimos prácticamente en la visita al Capitolio. En el centro es otro rollo. Mucha gente vive de lo que puede sacar a los turistas y nosotros lo somos. Sólo queda aguantar. Lo mejor ha sido la ida y la vuelta, toda la calle 23 hasta el Malecón. Es como lo imaginaba. Edificios ruinosos se mezclan con hoteles reformados de 5 estrellas y rascacielos que se caen de puro abandono. Al otro lado de la inmensa avenida el paseo y el mar. Incluso hoy que estaba en calma se podían ver algunas crestas de espuma levantarse por encima del poyete de piedra. A la hora que hemos pasado paseaban las familias, las parejas y algunos turistas.
Hace mucho calor. Todo el rato estoy sudando pero lo peor es al salir de las salas con aire acondicionado, es como entrar en una baño donde alguien acaba de ducharse. Aunque decidimos no quejarnos de esto. Hace muy buen tiempo.

1 Comments:

Blogger Prisca said...

que mágico imaginarse un lugar a través de los ojos de otros...
Saludos,
desde Chile.

27/10/05 04:23  

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