29 octubre 2005

La Habana 26/09/2005

Hoy hemos aprovechado bien el día. Casi 12 horas pateando La Habana. Aún así me queda la sensación de haber visto solo la punta del iceberg. Creo que en una semana no llegaríamos a ver y conocer la ciudad como me gustaría. En el taxi hasta la Plaza de Armas otra vez el Malecón desde el coche, cómo me atrae y todavía no lo he podido pasear, ya tendrá que ser a la vuelta.

La plaza de la catedral parecía vacía cuando llegamos. El ambiente era como de comienzo de jornada, todo arrancando despacio y sin prisas. Vendedoras de flores y besos para quien se quiera fotografiar con ellas, santas echadoras de cartas y el bailarín de la plaza todavía no despliegan gran actividad. Hoy sí hemos visto y oído algo del lado musical de La Habana. Música en directo para nosotros. Enfrente de la catedral nos reciben "Los Mambises" con su "Sarandonga".

Salimos por O'Reilly y Plaza de los Capitanes Generales, después la calle mercaderes, en todas ellas se mezclan edificios rehabilitados, con ayuda de Fraga según la taxista, con otros ruinosos, la mayoría todavía, que da miedo pasar bajo esas cornisas y lo que queda de los balcones. En un parquecito en la calle Mercaderes hacemos una parada larga. Un grupo de niñas celebran sus quince años. Una fiesta tradicional donde posan para el fotógrafo con su 300d disfrazadas de princesas y maquilladas y peinadas para la ocasión. Odalys, que se ha podido escapar un rato del trabajo para enseñarnos la Habana Vieja, me cuenta que la mayoría de las familias no se lo pueden permitir, y que algunas tan sólo hacen el reportaje fotográfico y video pero no les llega para la fiesta.

A estas horas las tarjetas ya echan humo y sólo estamos empezando. Tras una parada técnica para reponer líquidos al son de "Canta y sé feliz" de Peret seguimos pateando calles, Plaza Vieja, donde disfrutamos de la música deliciosa del cuarteto "Ventus Habana", Plaza de San Francisco de Asís, Oficios, y vuelta a la Plaza de la Catedral. No creo que el recorrido haya sido de más de 2 km en 4 horas pero ya llevamos los ojos cargados de imágenes y los oídos llenos de música, desde luego se podría decir que en cada esquina, en cada calle hay una película, una novela o un bolero esperando a que alguien lo escriba.

La comida en la Plaza de la Catedral es en un palacio, "El Patio", decoración clásica, elegante y sobre todo, fresco y sin aire acondicionado. La comida es aceptable y el "marco incomparable". El "Trío Alpha" hace las delicias del grupo con "El cuarto de Tula" (que a partir de este momento se convierte en el tema principal de la banda sonora del viaje). La sobremesa se alarga y desde el balcón donde nos han puesto la mesa vemos la plaza como desde un palco, las mesas de la terraza del café, el bailarín de la plaza, es como estar en una película, de espías, el protagonista pasa inadvertido en una de esas mesas tomando un café o un martini seco antes de salir pitando a salvar el mundo antes de las siete de la tarde.

Cuando conseguimos mover el culo, salimos de la plaza por la calle Empedrado, enseguida llegamos a la "Bodeguita de enmedio", donde no entramos, y después atravesamos por una callejón hasta la calle Obispo.

Si toda la Habana Vieja está llena de vida, Obispo es un hevidero, por lo menos a esta hora. Niños salidos del colegio, mujeres de compras, hombres sentados en las aceras y esquinas. Viejas en los portales, chulos vigilantes de sus chicas, incluso me cruzo con algún travestí. Al final de Obispo "El Floridita" donde tomamos un par de daiquirís tan ricos como caros. Aquí otra vez la música.

El taxi hasta el hotel Nacional donde habíamos quedado con Odalys, me vuelve a poner delante el Malecón, a esta hora está más lleno de gente, caminantes solitarios y, sobre todo, parejas, parejas de verdad y de pago que pasean o se esparcen por el poyete en busca de la brisa y de la charla que no para.

El Hotel Nacional es un monumento y patrimonio nacional de Cuba. Gran lujo al estilo de los años 50, en aquella época al servicio de las grandes mafias de Chicago y Nueva York y hoy al servicio de los turoperadores españoles. En los jardines, muy cuidados, se nos hizo de noche y cenamos en el chiringo. Comida criolla acompañada con zumos y ensalada de frutas. Menú ya familiar. La orquesta "Constelación" me parece más vulgar que el resto pero quizá es la repetición lo que hace el cansancio.

Agotados volvemos al Hotel. Aún no han arreglado la luz de la habitación.
Hace muy buen tiempo.

2 Comments:

Blogger Miguel Chamorro said...

Yo también soy adicto a la lectura de este blog.
Muy bueno.

2/11/05 18:41  
Blogger Arturo said...

Pues es, más bien, una fiesta de "puesta de largo" precoz.
Los padres ahorran durante muchos años para este momento. Alquilan trajes fastuosos, se hacen un reportaje fotográfico o videográfico e invitan a familiares y amigos a una fiesta, con comida o cena.
Les cuesta una fortuna, pero a una hija no se le puede fallar de esa manera.

27/11/05 19:05  

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