29 octubre 2005

La Habana 26/09/2005 - II

Así como ayer fue un día de veloz adaptación, hoy ha sido el día de las afirmaciones.

Como ha dicho Paco, "El cuarto de Tula" se convertirá en el himno de nuestro grupo y lo vamos a seguir pidiendo allá dónde un conjunto musical nos permita una sugerencia.

También hemos llegado al convencimiento de que tenemos tres posibilidades de refrescar nuestras gargantas: la cerveza Bucanero, fuerte y tostada, con una lata de lo más bonita; la cerveza Cristal, más ligera y menos alcohólica y la combinación de cualquiera de ellas con una gaseosa con sabor a limón de la omnipresente marca de refrescos "Ciego Montero".

Con algunas concesiones al vino, normalmente español, y a los mojitos o los daikirís, vamos a beber mucha cerveza en este viaje, mucha.

Mi sueño de fumarme un habano en Cuba lo satisfice tras la comida del Patio. Fue tanta la presión de los vendedores de cigarros falsos que entré en una tabaquería oficial y pagué un precio español por un montecristo similar al nº 4. Pero valió la pena, estaba fresco y me pareció delicioso después de la langosta, los camarones, el pargo y viendo la plaza de la Catedral desde aquel balcón privilegiado.

La siguiente afirmación fue decepcionante. La famosa Bodeguita de Enmedio tiene un aspecto lamentable, como de tela de araña para atrapar turistas desinformados. Ni una buena foto se llevo la pobre...

Nuestro último ramalazo de turistas auténticos fue la visita al mítico La Floridita. Había que hacerlo y yo me pregunto ahora qué vida tan intensa no habrá llevado Hemingway para habernos dejado tantas huellas y tantas dudosas famas a lo ancho de este mundo.

Creo, por otra parte, que estando en La Habana, poder entrar en La Floridita marca una distinción social y económica. Yo me sentí privilegiado entonces pero me avergüenzo un poco ahora.

Todos mis compañeros de viaje han sentido una especial atracción por el Malecón. Yo, sin embargo, una vez visto creo que ha debido tener épocas mejores porque del lado de la tierra el paisaje urbano es desolador pero en obras (y eso le quita el encanto del abandono), mientras que del lado del mar, vemos una bahía abierta y sosa mientras que el Malecón mismo me parece bastante insulso, con su construcción maciza y lisa.

Y una reflexión fotográfica para terminar. Creo que la sesión fotográfica que les hicimos a las quinceañeras no dio el resultado merecido y no se podía pedir más al lugar, el atrezzo, la situación y las modelos. Creo que debemos reflexionar sobre ello porque no he visto ningún fotón de ese momento y debería haberlo habido.

2 Comments:

Blogger elbé said...

¡Cómo echo de menos la Bucanero! ...y el Malecón. De momento y aunque muy pequeña ya nos has enseñado tú un fotón de aquella sesión. Alucinante.

30/10/05 10:54  
Blogger Arturo said...

Yo no soy muy cervecero o por mejor decir, excepto agua y café, apenas bebo nada; pero disfruté mucho las Bucanero durante el viaje.
Tambien es cierto que no dejé de sudar copiosamente.
Este recortito es lo mejor que tengo de aquel rato con las quinceañeras, esperaba mucho más.

30/10/05 15:16  

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