19 noviembre 2005

La Habana 05/10/2005 - II

Efectivamente fue un día de lluvia, pero llovió por la tarde como es frecuente por aquellas tierras en esa época.

Sin embargo, por la mañana hizo un día de Sol con unas nubes negras que anticipaban la tormenta de la tarde pero que dieron su juego fotográfico mientras duró la luz.

Salimos todos del Hotel hacia la plaza de la Revolución, donde se levanta el Memorial José Martí y el Ministerio del Interior que ostenta en su fachada el famoso rostro del Ché con el lema "Hasta la victoria siempre" que se ha hecho tan famoso.

Como en ese momento teníamos diferentes intereses fotográficos, el grupo se dividió y quedamos en reunirnos de nuevo a las 2 de la tarde en el Hotel Nacional de Cuba.

Yo me dirigí al Cementerio de Cristóbal Colón y, de camino, cuando pasaba por la puerta del Teatro Nacional de Cuba, entablé conversación con un fisioterapeuta que trabaja allí. Le acompañé al interior y tuve la suerte de conocer sus bambalinas, los ensayos de danza, el montaje de tramoyas y sus dos salas. Un ambiente para mí desconocido y que me resultó muy interesante.

Llegado al Cementerio, disfruté mucho paseando por él, transportado a tiempos pasados, de tiempos coloniales a tiempos revolucionarios. Muchos recuerdos a España, sus emigrantes y sus tierras. Retazos de conversaciones con la gente con la que me cruzaba y una visita especial al monumento que mantiene la Sociedad Asturiana de Beneficencia acompañado por el capellán. Mi recuerdo a Bernardo, que lleva cuidando de este panteón desde hace muchos, muchos años.

Me resultaba muy llamativo ver panteones de ilustres españoles junto a las tumbas de famosos artistas cubanos y monumentos dedicados a personajes y grupos fallecidos por la Revolución.

No pude terminar la visita pues fui advertido por un vigilante de que unas personas me esperaban con malas intenciones. Naturalmente acabé en ese momento la visita y en taxi -bueno, un vehículo privado que por unos pesos convertibles te lleva donde le digas- me dirigí al Hotel Nacional.

En su terraza esperé la llegada del resto del grupo y el diluvio que se desató nos tuvo presos toda la tarde. Comimos en la Cabaña, hicimos una larga sobremesa bajo la intensa lluvia y a última hora nos fuimos en taxi al "Dos Gardenias", un complejo con bar, restaurante y sala de baile.

Cenamos con vino chileno y tras la cena, la poca animación de la sala -estábamos solos- nos hizo desistir de más y regresamos al hotel.

Mañana será el día de nuestro regreso, pero tendremos toda la jornada para despedirnos de La Habana.

4 Comments:

Blogger Prisca said...

vino chileno!!!
que delicia...

19/11/05 21:46  
Blogger Miguel Chamorro said...

Y cuando hablamos de llover, es decir llover. Es curiosa la sensación de estar ligeros de ropa y con tanta humedad a nuestro alrededor y sin embargo no tener frío, incluso hacer calor.

23/11/05 11:01  
Blogger Arturo said...

Es cierto. El caso es estar mojados, sea sudando por el calor, sea empapados por la lluvia.

Sólo nos librábamos por las noches al precio de soportar el estruendo de los aparatos de aire acondicionado soviéticos.

¡Cómo añoro las bucanero, aquí no tengo excusa!

24/11/05 12:04  
Blogger Arturo said...

Lo peor, Nuria, es que me esperaban dentro. La Necrópolis Cristobal Colón de La Habana tiene 56 hectáreas y hay zonas menos frecuentadas que otras. Además del susto, que fue grande porque iba solo, fue que no pude visitar y fotografías la tumba de Alejo Carpentier y la Galería de Tobías, lo más antiguo del cementerio y donde está enterrado el arquitecto que lo construyó.
La Habana, como todas las grandes ciudades, tiene zonas y horas donde la seguridad no es muy grande.
Yo reconozco que pasé miedo y sobre todo, me bajaron de la nube porque estaba gozando personal y fotográficamente aquella visita. Fué como una ducha fría.

27/11/05 18:34  

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