01 noviembre 2005

Cienfuegos 28/09/2005

Dia agotador. Madrugón para pillar una buena luz sobre el Valle de Viñales. Vemos amanecer desde el Hotel Los Jazmines. La luz matinal vence poco a poco a la bruma y aparecen gradualmente los rojos de la tierra, los verdes de la vegetación, los azules del cielo, los mogotes, las chozas, vemos ante nuestros ojos la famosa foto de Ángel.

Un paseo por el pueblo de Viñales basta para darse cuenta de que es mucho mayor de lo que nos había parecido, de nuevo nos vemos en un hervidero de gente arriba y abajo. Se ven trabajando en los talleres, en las tiendas, en la calle, pero la mayoría parece que sólo miran... y charlan. Hoy es fiesta para los miembros de los Comités. La cantidad de gente en la calle me tiene alucinado. Es como un decorado lleno de figurantes que van de un lado para otro. Si te quedas parado un rato parece que fueran siempre los mismos, como en "El Show de Truman".
Visto el retraso que llevamos decidimos saltarnos dos paradas, la Cueva del Indio y el Mural de la Prehistoria. Salimos disparados hacia la ciénaga de Zapata.

Tardamos cuatro horas y al llegar no tenemos la comida pactada en casa de Fidel. El lugar es paradisíaco, la Bahia de Cochinos, aprovechando el malentendido de la comida nos disponemos a esperar 2 horas a que la hagan, empezamos a comer a las cinco y media. La espera merece (y mucho) la pena, no tanto por el menú, a base de langosta, cocodrilo, sopa de pescado, arroz y piña, como por el goce del sitio en sí. El agua es una balsa enorme de color rojo. Agua casi dulce y rojiza, es como bañarse en cocacola. Ha sido una tarde apacible, a pesar de los jejenes, unos bichitos invisibles del demonio que te comen sin que te des cuenta. Hemos estado "a punto" de ver una puesta de sol de las de libro.

Camino a Cienfuegos nos ha llovido.

La casa de hoy es una mansión señorial (o un recuerdo de ella) en El Prado, hoy calle 37. En la mesilla la misma lámpara que con rozarla se enciende.

Salimos a cenar a la casa donde se alojan Txaro y Maribel, la señora de mi casa, al darme las llaves me advierte que cuando vuelva con la chica, ella se tiene que registrar también. Son las Normas. Sonrío, contesto que no voy a volver con ninguna chica, la señora sonríe, creo que piensa: "sí, eso dicen todos".

foto: Maribel (http://pbase.com/maribel)


Vuelvo solo. Jorge también. Escribo esto. Me acuesto. Rozo la lámpara. Se apaga.
Qué buen tiempo ha hecho hoy.

1 Comments:

Blogger Arturo said...

Me tenéis mosca con eso de la lamparita que se enciende y apaga al rozarla.

Yo, si la tuve, no me dí cuenta y la verdad es que me hubiera gustado.

He vuelto, gracias a tu enlace, a la foto de Angel. He encontrado unos colores (saturación aparte), una distribución de verde y ocre y una luz muy diferente de la que nosotros vimos.

Es interesante.

1/11/05 23:34  

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