03 noviembre 2005

Cienfuegos - Trinidad 29/09/2005 - II

Hoy no tengo mucho que añadir a lo contado por Paco.

Ha sido un día de tomarnos las cosas con tiempo y disfrutar de la música, los músicos y algún trago que otro.

Miguel y yo madrugamos de nuevo para recorrer Cienfuegos con el bullicio de la primera hora de la mañana. Mala luz, pero muchas fotos.

La plaza José Martí durante la mañana es una delicia, un oasis de restauración en medio de un desierto de decadencia y nos llaman mucho la atención los carros de pasajeros tirados por mulos que tienen paradas fijas, recorridos establecidos y son muy usados por la población. El billete cuesta 1 peso cubano y cargan 8 o 10 pasajeros. Los veremos por toda Cuba, pero no tanto como aquí, probablemente por el tamaño de la ciudad.

La larga parada en el Palatino (que en tiempos de la presencia española y hasta la Revolución se llamó "El Jerezano") fue de lo más agradable. La charla con los músicos y especialmente con el director del grupo (todos los grupos tienen un director, un líder claro) nos llenó mucho. Ese rato dio para buenas fotos.

Todos sueñan con una gira por Europa y, estoy seguro, de que algunos tendrían éxito porque son músicos verdaderos, formados y con sentido innato del ritmo y la música.

El largo paseo por el Prado hacia el Palacio de Valle fue agradable, pero agotador. El Sol y el calor del mediodía acaba con nuestras fuerzas y hacemos un alto para inyectarnos en vena un par de bucaneros. Allí nos reunimos con el grupo y con Abilio que nos busca con la furgoneta.

Nuevo contacto con el mar, pero las vistas hacia tierra tienen todas la marca de las chimeneas humeantes de alguna industria o central eléctrica.

Comimos en el Palacio Valle, pero tardísimo ya que lo recorrimos primero, nos perdimos entre sus corredores, subimos a la terraza, escuchamos música, bebimos un sucedáneo de mojito que venía incluido con el billete para visitar el palacio y que no sirvió para reparar la silla que Txaro se cargó con mucha elegancia.

En la foto se ve al fondo la humareda eterna.

La sobremesa con Carmen Iznaga fue probablemente lo más impactante de nuestro viaje. Carmen es un personaje, todo un personaje; con una vida tan intensa en el glamour como limitada y triste en el presente. Como una reliquia viviente de un pasado esplendoroso, o al menos esa es la sensación que nos dio o nos vendió. En cualquier caso estábamos predispuestos a disfrutar de ello.

Hoy ha sido el santo de Miguel y el trago de ron al que nos ha invitado a todos junto con Carmen, nos sentó estupendamente.

Esta foto que pongo de Carmen Iznaga no es la mejor técnicamente hablando, pero es la que tiene una expresión más fiel a la que yo recuerdo, siempre entornando los ojos coqueta y seductora. Todavía resuena en mis oídos como me llamaba: "¡Gorrrdo!"

A pesar de la lluvia, el viaje hacia Trinidad vuelve a ser muy agradable, rodeados de naturaleza por un lado y del mar por el otro.

Llegamos de noche y yo no acompaño al grupo en su salida nocturna. Estoy cansado, hoy he caminado mucho y es uno de los días en que más fotos he hecho. Miguel y yo compartiremos casa y baño en los próximos tres días. Mario, nuestro casero, nos revelará algunas pistas sobre las clases sociales cubanas.

3 Comments:

Blogger elbé said...

Menos mal que no tenías mucho que añadir...

4/11/05 11:48  
Blogger Arturo said...

Je, je....

Me embalo, repaso las fotos y me voy acordando de cosas.

Si canso, me lo decís.

4/11/05 16:13  
Blogger elbé said...

No cansas en absoluto, cada día espero ansioso tu réplica. Me está gustando tanto leerte como escribir mi parte.

4/11/05 17:09  

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